8. Y el criado le dijo:— Mira, tengo a mano una pequeña moneda de plata. Se la daré al hombre de Dios para que nos indique el camino.
9. (En Israel antiguamente, cuando alguien iba a consultar a Dios, decía: “Vamos a ver al vidente”; pues al que actualmente llamamos “profeta” antes se le llamaba “vidente”).
10. Y Saúl respondió:— De acuerdo, vamos.Y se dirigieron a la aldea donde vivía el hombre de Dios.
11. Cuando subían la cuesta de la aldea, encontraron a unas muchachas que iban en busca de agua y les preguntaron:— ¿Está aquí el vidente?