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Mateo 9:5-21 La Biblia: La Palabra de Dios para Todos (PDT)

5. Tal vez piensen que es más fácil que yo le diga: “Tus pecados quedan perdonados”, porque eso no se puede comprobar. Pero si le digo: “¡Levántate y anda!”

6. y así sucede, entonces quedará comprobado que el Hijo del hombre tiene en la tierra el poder de perdonar pecados. Así que Jesús le dijo al paralítico: —Levántate, recoge tu camilla y vete a tu casa.

7. Él se levantó y se fue a su casa.

8. Cuando la multitud vio esto, se llenó de miedo y alababa a Dios por traer tal poder a los seres humanos.

9. Jesús ya se iba cuando vio a un hombre llamado Mateo sentado en el lugar donde se pagaban los impuestos. Jesús le dijo: «Sígueme». Entonces Mateo se levantó y lo siguió.

10. Jesús estaba comiendo en la casa de Mateo y allí llegaron muchos cobradores de impuestos y pecadores. Todos comieron con Jesús y sus seguidores.

11. Cuando los fariseos vieron esto, empezaron a preguntar a los seguidores de Jesús: —¿Cómo es que su maestro está comiendo con los cobradores de impuestos y pecadores?

12. Jesús los oyó y les dijo: —Los sanos no necesitan médico, los enfermos sí.

13. Así que vayan y averigüen lo que significan estas palabras: “Yo no quiero sacrificios, sino que ustedes tengan compasión”. Pues yo no he venido a invitar a los buenos a que me sigan, sino a los pecadores.

14. Entonces los seguidores de Juan el Bautista se acercaron a Jesús y le preguntaron: —Nosotros y los fariseos ayunamos casi siempre, pero tus seguidores nunca lo hacen, ¿por qué?

15. Jesús les contestó: —Cuando hay una boda, los amigos del novio no están tristes mientras él está con ellos, pero llegará el día en que se llevarán al novio y entonces ayunarán.

16. »Nadie arregla un vestido viejo con un retazo de tela nueva, porque la tela nueva se encoge y rasga el vestido viejo, entonces se romperá más.

17. Ni tampoco echa vino nuevo en cueros viejos, porque así los cueros se revientan, el vino se derrama y los cueros se dañan. Más bien se echa el vino nuevo en cueros nuevos, así ambos se conservan.

18. Mientras Jesús les estaba diciendo esto, vino un dirigente de la sinagoga, se arrodilló ante él y le dijo: —Mi hija acaba de morir, pero si tú vienes y colocas tu mano sobre ella, volverá a vivir.

19. Jesús se levantó y junto con sus seguidores se fue con él.

20. Entonces una mujer que llevaba doce años sufriendo de flujos de sangre, se le acercó a Jesús por detrás y le tocó el borde de su manto.

21. La mujer hizo esto porque pensaba: «Si alcanzo a tocar un pedazo de su manto, quedaré sana».

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