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Mateo 9:2-14 La Biblia: La Palabra de Dios para Todos (PDT)

2. Entonces le trajeron a un hombre que estaba en una camilla, pues era paralítico. Cuando Jesús vio la fe que tenían, le dijo al paralítico: —Ánimo, hijo, tus pecados quedan perdonados.

3. Algunos maestros de la ley se dijeron: «Esta es una ofensa a Dios».

4. Pero como Jesús sabía lo que estaban pensando, dijo: —¿Por qué están pensando mal?

5. Tal vez piensen que es más fácil que yo le diga: “Tus pecados quedan perdonados”, porque eso no se puede comprobar. Pero si le digo: “¡Levántate y anda!”

6. y así sucede, entonces quedará comprobado que el Hijo del hombre tiene en la tierra el poder de perdonar pecados. Así que Jesús le dijo al paralítico: —Levántate, recoge tu camilla y vete a tu casa.

7. Él se levantó y se fue a su casa.

8. Cuando la multitud vio esto, se llenó de miedo y alababa a Dios por traer tal poder a los seres humanos.

9. Jesús ya se iba cuando vio a un hombre llamado Mateo sentado en el lugar donde se pagaban los impuestos. Jesús le dijo: «Sígueme». Entonces Mateo se levantó y lo siguió.

10. Jesús estaba comiendo en la casa de Mateo y allí llegaron muchos cobradores de impuestos y pecadores. Todos comieron con Jesús y sus seguidores.

11. Cuando los fariseos vieron esto, empezaron a preguntar a los seguidores de Jesús: —¿Cómo es que su maestro está comiendo con los cobradores de impuestos y pecadores?

12. Jesús los oyó y les dijo: —Los sanos no necesitan médico, los enfermos sí.

13. Así que vayan y averigüen lo que significan estas palabras: “Yo no quiero sacrificios, sino que ustedes tengan compasión”. Pues yo no he venido a invitar a los buenos a que me sigan, sino a los pecadores.

14. Entonces los seguidores de Juan el Bautista se acercaron a Jesús y le preguntaron: —Nosotros y los fariseos ayunamos casi siempre, pero tus seguidores nunca lo hacen, ¿por qué?

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