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Mateo 22:16-35 La Biblia: La Palabra de Dios para Todos (PDT)

16. Enviaron a sus propios seguidores con algunos herodianos, quienes le dijeron: —Maestro, sabemos que eres un hombre honesto y enseñas con sinceridad el camino de Dios. No tienes miedo de lo que los demás piensen de ti porque para ti todos son iguales.

17. Por eso dinos qué piensas tú: ¿Está bien que paguemos impuestos al emperador o no?

18. Jesús se dio cuenta de sus malas intenciones y les dijo: —¡Hipócritas! ¿Por qué tratan de ponerme una trampa?

19. Muéstrenme una moneda con la que pagan impuestos. Ellos le dieron una moneda de plata.

20. Entonces él les dijo: —¿De quién es la imagen que está en la moneda y el nombre que está escrito en ella?

21. Ellos dijeron: —Del emperador. Entonces Jesús les dijo: —Den al emperador lo que es del emperador y a Dios lo que es de Dios.

22. Cuando ellos escucharon su respuesta, se asombraron y se alejaron.

23. Ese día, unos saduceos, los que dicen que no hay resurrección, se acercaron a Jesús y le preguntaron:

24. —Maestro, Moisés dijo que si un hombre muere sin haber tenido hijos, su hermano debía casarse con la viuda. De esa manera los hijos que tuvieran serían considerados hijos del hermano fallecido.

25. Una vez hubo siete hermanos que vivían entre nosotros. El primero se casó, pero más tarde murió sin dejar hijos. Su hermano se casó con la viuda.

26. Lo mismo pasó con el segundo, el tercero y con todos los siete hermanos.

27. Después la mujer también murió.

28. Puesto que todos los hermanos se habían casado con ella, el día en que la gente resucite, ¿de quién será esposa la viuda?

29. Jesús les contestó: —Ustedes están equivocados porque no saben lo que dicen las Escrituras ni conocen el poder de Dios.

30. Cuando la gente resucite, no se casará, sino que todos serán como los ángeles del cielo.

31. Además, con respecto a la resurrección de los muertos, ¿no han leído lo que Dios les dijo a ustedes:

32. “Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob”? Él no es Dios de muertos, sino de vivos.

33. Al oír la gente esto, quedó admirada de su enseñanza.

34. Cuando los fariseos oyeron que Jesús dejó callados a los saduceos, se reunieron.

35. Uno de ellos, que era experto en la ley, quería tenderle una trampa a Jesús y le preguntó:

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