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Mateo 16:10-24 La Biblia: La Palabra de Dios para Todos (PDT)

10. ¿O no se acuerdan de los siete panes con los que se alimentaron siete mil personas? ¿No recuerdan todas las canastas que llenaron con lo que sobró?

11. Yo no estaba hablando del pan, ¿por qué no lo entienden? Lo que les estoy diciendo es que deben cuidarse de la levadura de los fariseos y los saduceos.

12. Entonces entendieron que Jesús no les estaba diciendo que se cuidaran de la levadura que se usa para el pan, sino que se cuidaran de las enseñanzas de los fariseos y los saduceos.

13. Cuando Jesús vino a la región de Cesarea de Filipo, les preguntó a sus seguidores: —¿Quién dice la gente que soy yo, el Hijo del hombre?

14. Ellos contestaron: —Algunos creen que eres Juan el Bautista, otros dicen que eres Elías y otros que eres Jeremías o uno de los profetas.

15. Jesús les dijo: —Y ustedes, ¿quién creen que soy yo?

16. Simón Pedro le respondió: —Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios viviente.

17. Jesús le dijo: —Simón, hijo de Jonás, qué afortunado eres porque no fue un ser humano el que te lo reveló, sino mi Padre que está en el cielo.

18. También te digo que tú eres Pedro, y construiré mi iglesia sobre esta roca. Las fuerzas de la muerte no la derrotarán.

19. Te daré las llaves del reino de Dios. Si tú juzgas a alguien aquí en la tierra, Dios ya lo habrá juzgado en el cielo. A quien perdones aquí en la tierra, Dios también lo habrá perdonado en el cielo.

20. Entonces Jesús les advirtió a sus seguidores que no dijeran a nadie que él era el Mesías.

21. Desde entonces, Jesús comenzó a explicarles a sus seguidores que tendría que ir a Jerusalén, y que los ancianos líderes, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley lo harían sufrir mucho. Tendría que morir, pero a los tres días resucitaría.

22. Entonces Pedro se lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo: —Señor, Dios tenga compasión de ti. ¡Que nunca te suceda eso!

23. Jesús se volvió y le dijo a Pedro: —¡Largo de aquí, Satanás! ¡Me estás estorbando! A ti no te preocupan las cosas de Dios, sino las de la gente.

24. Entonces Jesús les dijo a sus seguidores: —Si alguien quiere ser mi seguidor, tiene que renunciar a sí mismo, aceptar la cruz que se le da y seguirme.

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