9. De nada les sirve que me adoren porque todo lo que enseñan son normas de hombres”.
10. Jesús llamó a la multitud y le dijo: —Escuchen y entiendan:
11. No es lo que entra en la boca de alguien lo que lo vuelve impuro, sino lo que sale de ella.
12. Entonces sus seguidores se acercaron y le dijeron: —¿Te diste cuenta de que los fariseos se ofendieron por lo que dijiste?
13. Jesús les contestó: —Toda planta que mi Padre no haya sembrado con sus propias manos, será arrancada de raíz.
14. Así que déjenlos que se vayan. Ellos son ciegos que guían a otros ciegos y si un ciego es el guía de otro ciego, los dos se van a caer en un hoyo.
15. Entonces Pedro le dijo: —Explícanos lo que les dijiste antes a los fariseos.
16. Jesús dijo: —¿Es que ustedes tampoco entienden?
17. ¿No ven que todo lo que entra en la boca va al estómago y después termina la letrina?
18. En cambio, todo lo malo que la gente dice viene de su mente. Eso es lo que vuelve impuro a alguien.
19. De la mente salen los malos pensamientos, asesinatos, adulterios, pecados sexuales, robos, calumnias e insultos.
20. Eso es lo que vuelve impuro a alguien y no el hecho de que no se lave las manos antes de comer.
21. Jesús salió de allí y se fue a la región de Tiro y de Sidón.
22. Una mujer cananea que vivía en esa región salió y empezó a gritar: —¡Señor, Hijo de David, ten compasión de mí! ¡Mi hija está poseída por un demonio que la atormenta terriblemente!
23. Jesús no le decía nada. Entonces los seguidores se acercaron a él y le rogaron: —Por favor, dile que se vaya porque viene gritando detrás de nosotros.