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Marcos 9:12-28 La Biblia: La Palabra de Dios para Todos (PDT)

12. Él les respondió: —Sí, Elías viene primero para poner todo en orden. Pero, ¿por qué está escrito que el Hijo del hombre debe sufrir mucho y ser despreciado?

13. Pues les digo que Elías ya vino e hicieron lo que quisieron con él. Las Escrituras dicen que eso sucedería.

14. Cuando llegaron a donde estaban los otros seguidores, vieron que mucha gente los rodeaba y que estaban discutiendo con los maestros de la ley.

15. Tan pronto la gente vio a Jesús, quedó muy sorprendida y todos corrieron a saludarlo.

16. Jesús les preguntó: —¿Qué están discutiendo con ellos?

17. Uno de entre la multitud le respondió: —Maestro, te he traído a mi hijo porque está atormentado por un espíritu que no lo deja hablar.

18. Cuando se apodera de él, lo hace caer al suelo, escupe espuma por la boca, le rechinan los dientes y se queda rígido. Les pedí a tus seguidores que expulsaran al espíritu, pero no pudieron.

19. Cuando Jesús escuchó esto, dijo: —¡Partida de incrédulos! ¿Cuánto tiempo más tendré que estar con ustedes? ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos? Tráiganme al muchacho.

20. Trajeron al muchacho. Cuando el espíritu vio a Jesús, hizo que el muchacho empezara a convulsionar. El muchacho cayó al suelo, dio muchas vueltas y echó espuma por la boca.

21. Jesús le preguntó al papá: —¿Cuánto tiempo ha estado así? Él le respondió: —Ha estado así desde que era niño.

22. Muchas veces lo ha tirado al fuego o al agua para matarlo. Por favor, si puedes hacer algo, ten compasión de nosotros y ayúdanos.

23. Jesús le dijo: —No digas: “Si puedes hacer algo”, todo es posible para el que cree.

24. Enseguida el papá del muchacho gritó muy fuerte: —¡Creo, ayúdame a creer aun más!

25. Cuando Jesús vio que se estaba reuniendo mucha gente, reprendió al espíritu maligno: —Espíritu que has vuelto sordo y mudo a este muchacho, te ordeno que salgas de él y no vuelvas a entrar nunca más.

26. El espíritu gritó, tiró al muchacho al suelo, lo hizo convulsionar otra vez y salió de él. El muchacho estaba tan agotado que parecía un cadáver. Unos decían que estaba muerto.

27. Pero Jesús lo tomó de la mano y lo ayudó a ponerse de pie. El muchacho se levantó sin problemas.

28. Cuando Jesús entró en casa y estaba solo, sus seguidores le preguntaron en privado: —¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo?

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