21. Luego Jesús les dijo: —¿Y aún así no entienden?
22. Cuando llegaron a Betsaida, le trajeron a un ciego y le pidieron a Jesús que lo tocara.
23. Jesús tomó al hombre de la mano y lo llevó hasta las afueras del pueblo. Allí, escupió saliva en los ojos del ciego, lo tocó y le preguntó: —¿Puedes ver algo?
24. El hombre levantó la mirada y dijo: —Veo a la gente como árboles caminando.
25. Entonces Jesús volvió a poner sus manos en los ojos del ciego. Luego el hombre abrió bien los ojos y pudo ver todo con claridad. Había recobrado la vista.
26. Jesús mandó al hombre a su casa y le dijo: —No entres al pueblo.
27. Jesús y sus seguidores se fueron a los pueblos de la región de Cesarea de Filipo. Cuando iban por el camino, Jesús les preguntó a sus seguidores: —¿Quién dice la gente que soy yo?
28. Ellos contestaron: —Algunos dicen que eres Juan el Bautista, otros que Elías, y otros que uno de los profetas.
29. Les preguntó: —Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo? Pedro le respondió: —Tú eres el Mesías.
30. Entonces Jesús les advirtió que no se lo dijeran a nadie.
31. Jesús comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre tendría que pasar por muchos sufrimientos y ser rechazado por los ancianos líderes, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley. Tendría que morir, pero a los tres días resucitaría.