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Marcos 14:46-65 La Biblia: La Palabra de Dios para Todos (PDT)

46. Entonces agarraron a Jesús y lo arrestaron.

47. Pero uno de los que estaban junto a Jesús sacó la espada y le cortó la oreja a uno de los siervos del sumo sacerdote.

48. Jesús les dijo: —¿Es que yo soy un bandido para que ustedes vengan a llevarme preso con espadas y garrotes?

49. Yo he estado todos los días con ustedes enseñándoles en el área del templo y nunca me arrestaron. Pero esto sucede para que se cumpla lo que está en las Escrituras.

50. Entonces, todos sus seguidores lo abandonaron y huyeron.

51. Un joven vestido sólo con una sábana siguió a Jesús y también trataron de arrestarlo.

52. Pero el joven soltó la sábana y huyó desnudo.

53. Luego llevaron a Jesús ante el sumo sacerdote. Se reunieron allí todos los jefes de los sacerdotes, los ancianos líderes y los maestros de la ley.

54. Pedro siguió a Jesús a cierta distancia, entró al patio de la casa del sumo sacerdote y se sentó con los guardias cerca del fuego, para calentarse.

55. Los jefes de los sacerdotes y todos los miembros del Consejo buscaban alguna excusa para condenar a muerte a Jesús, pero no lograban encontrar ninguna.

56. Porque muchos dieron testimonios falsos contra Jesús, pero no coincidían.

57. Entonces se levantaron algunos y dieron contra él este falso testimonio:

58. —Lo escuchamos decir: “Voy a destruir este templo que los hombres han construido y en tres días voy a construir otro sin ayuda de ningún ser humano”.

59. Pero este testimonio tampoco coincidía con los otros.

60. Luego el sumo sacerdote se levantó y frente a todos le preguntó a Jesús: —¿Acaso no vas a responder nada? ¿Qué significa lo que estos testifican en tu contra?

61. Pero Jesús se quedó callado, sin responder nada. De nuevo el sumo sacerdote le preguntó: —¿Eres tú el Mesías, el Hijo del Dios Bendito?

62. Y Jesús le dijo: —Sí, lo soy. Y ustedes verán al Hijo del hombre sentado a la derecha del Todopoderoso y lo verán venir en las nubes del cielo.

63. El sumo sacerdote se rasgó la ropa y dijo: —¿Para qué necesitamos más testigos?

64. ¡Ustedes acaban de escuchar semejante ofensa contra Dios! ¿Qué les parece? Y todos lo condenaron a muerte.

65. Algunos le escupieron, le vendaron los ojos y le dieron puñetazos diciendo: —¡Demuéstranos que eres profeta, dinos quién te pegó! Luego los guardias se lo llevaron y lo golpearon.

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