50. El ciego se quitó el manto, dio un salto y fue a donde estaba Jesús.
51. Jesús le dijo: —¿Qué quieres que haga por ti? El ciego respondió: —Maestro, quiero ver de nuevo.
52. Jesús le dijo: —Puedes irte, tu fe te ha sanado. Enseguida el hombre pudo ver y siguió a Jesús por el camino.