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Marcos 10:21-36 La Biblia: La Palabra de Dios para Todos (PDT)

21. Jesús lo miró y con afecto le dijo: —Te hace falta una cosa: ve y vende todo lo que tienes. Dales ese dinero a los pobres y así tendrás un tesoro en el cielo. Luego ven y sígueme.

22. El hombre quedó muy desilusionado por las palabras de Jesús y se marchó muy triste porque tenía muchos bienes.

23. Jesús miró alrededor y les dijo a sus seguidores: —¡Qué difícil es para los ricos entrar al reino de Dios!

24. Sus seguidores se asombraron por esas palabras, pero Jesús les dijo: —Hijos míos, qué difícil es entrar al reino de Dios.

25. Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre al reino de Dios.

26. Ellos quedaron aun más asombrados y comentaban entre sí: —Entonces, ¿quién podrá salvarse?

27. Mirándolos, Jesús dijo: —Eso es imposible para los hombres, pero no para Dios. Para Dios todo es posible.

28. Pedro comenzó a decirle: —Nosotros dejamos todo por seguirte.

29. Jesús les dijo: —Les digo la verdad: todo el que dejó casa, hermanos, hermanas, mamá, papá, hijos o tierras por mí o por mi mensaje

30. recibirá cien veces más de lo que dejó. En este mundo tendrá más casas, hermanos, hermanas, mamás, hijos y tierras, aunque con persecuciones. Y también será recompensado con la vida eterna en el mundo que está por venir.

31. Pero muchos de los que ahora son los primeros, serán los últimos; y muchos de los que ahora son los últimos, serán los primeros.

32. Iban por el camino a Jerusalén, y Jesús caminaba adelante de ellos. Sus seguidores estaban asombrados y los que iban detrás de ellos estaban asustados. Jesús tomó aparte otra vez a los doce y empezó a decirles lo que le iba a pasar:

33. —¡Escuchen! Estamos camino a Jerusalén. El Hijo del hombre será entregado a los jefes de los sacerdotes y a los maestros de la ley y ellos lo condenarán a muerte. Después lo entregarán a los que no son judíos,

34. quienes se burlarán de él, lo azotarán, le escupirán y lo matarán; pero tres días después resucitará.

35. Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, se acercaron a Jesús y le dijeron: —Maestro, queremos que hagas lo que te pedimos.

36. Jesús contestó: —¿Qué quieren que haga?

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