17. Y Jesús les dijo: —Síganme, y yo les enseñaré a pescar hombres.
18. Y enseguida dejaron sus redes y lo siguieron.
19. Un poco más adelante, Jesús encontró a Santiago y a su hermano Juan, los hijos de Zebedeo. Estaban en un bote arreglando las redes para pescar.
20. Enseguida los llamó y dejaron a su papá Zebedeo que estaba en el bote con los trabajadores, y siguieron a Jesús.
21. Jesús y sus seguidores llegaron a Capernaúm y enseguida, en el día de descanso, Jesús entró en la sinagoga y empezó a enseñar.
22. La gente se admiraba de su enseñanza, porque les enseñaba como alguien que tiene autoridad y no como los maestros de la ley.
23. De pronto llegó a la sinagoga un hombre poseído por un espíritu maligno que gritó:
24. —¿Qué quieres de nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Yo sé quién eres tú: ¡el Santo de Dios!
25. Pero Jesús reprendió al espíritu maligno y le dijo: —¡Cállate y sal de él!
26. Luego el espíritu maligno sacudió al hombre, dio un gran grito y salió de él.
27. Todos se quedaron atónitos y empezaron a preguntarse entre sí: «¿Qué está pasando? ¡Este hombre enseña algo nuevo y lo hace con autoridad! ¡Hasta puede darles órdenes a los espíritus malignos y ellos lo obedecen!»
28. La fama de Jesús se extendió rápidamente por toda la región de Galilea.
29. Cuando salieron de la sinagoga, Jesús, Santiago y Juan fueron a la casa de Simón y Andrés.
30. La suegra de Simón estaba acostada con fiebre. De inmediato se lo dijeron a Jesús.
31. Él se acercó a la mujer y la tomó de la mano para ayudarla a levantarse, y la fiebre la dejó. Entonces, ella comenzó a atenderlos.
32. Al anochecer, cuando ya se había puesto el sol, le llevaron a Jesús todos los enfermos y los que estaban atormentados por demonios.
33. Todo el pueblo se reunió en la puerta.