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Lucas 7:32-43 La Biblia: La Palabra de Dios para Todos (PDT)

32. Son como muchachos sentados en la plaza que se gritan unos a otros: “¡Nosotros tocamos la flauta, pero ustedes no bailaron. Cantamos una canción triste, pero ustedes no lloraron!”

33. Porque vino Juan el Bautista, quien no comía pan ni bebía vino como los demás, pero ustedes dicen: “Tiene un demonio”.

34. Ha venido el Hijo del hombre que come y bebe como los demás, pero ustedes dicen: “Miren, es comilón, borracho y amigo de los cobradores de impuestos y de los pecadores”.

35. Pero la sabiduría divina se comprueba por la vida de todos los que la siguen».

36. Uno de los fariseos invitó a Jesús a comer, así que él fue a la casa del fariseo y ocupó su lugar en la mesa.

37. Había en el pueblo una mujer de mala vida. Cuando se enteró de que Jesús estaba comiendo en la casa del fariseo, le llevó un frasco de alabastro con perfume en aceite.

38. Se colocó detrás de Jesús, llorando a sus pies y empezó a mojarle los pies con sus lágrimas. Los secó con su cabello, los besó y los ungió con el perfume en aceite.

39. Al ver esto, el fariseo que había invitado a Jesús a comer se dijo a sí mismo: «Si este hombre fuera un profeta, sabría qué clase de mujer es esta que lo está tocando. Sabría que es una pecadora».

40. Entonces Jesús respondiendo a lo que el fariseo estaba pensando, dijo: —Simón, tengo algo que decirte. Simón le dijo: —Dime, Maestro.

41. Jesús dijo: —Dos hombres tenían una deuda con un prestamista. Uno le debía quinientas monedas de plata y el otro le debía cincuenta.

42. Ninguno de los dos tenía dinero y no podían pagar la deuda, así que como no podían pagar, les perdonó la deuda. ¿Cuál de los dos lo amará más?

43. Simón respondió: —Me imagino que al que más le perdonó. Él le dijo: —Tienes razón.

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