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Lucas 10:23-34 La Biblia: La Palabra de Dios para Todos (PDT)

23. Dándose vuelta hacia sus seguidores, les dijo en privado: «Afortunados los ojos que ven lo que ustedes ven.

24. Porque yo les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven, pero no lo vieron. Ellos quisieron oír lo que ustedes oyen, pero no lo oyeron».

25. Entonces un experto de la ley se levantó para probar a Jesús: —Maestro, ¿qué tengo que hacer para tener vida eterna?

26. Entonces Jesús le dijo: —¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lo entiendes?

27. Él contestó: —“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente” y “ama a tu semejante como te amas a ti mismo”.

28. Entonces Jesús le dijo: —Tienes razón, hazlo y vivirás.

29. Pero como quería demostrar que su manera de vivir era correcta, le dijo a Jesús: —¿Y quién es mi semejante?

30. Jesús le respondió: —Un hombre iba de Jerusalén a Jericó. Unos ladrones lo rodearon, le quitaron la ropa, lo golpearon y lo dejaron medio muerto.

31. Dio la casualidad que venía un sacerdote por el mismo camino. Cuando vio al hombre, siguió por otro lado.

32. De la misma manera, un levita pasó por el mismo lugar, vio al hombre, pero también siguió por otro lado.

33. Pero un samaritano que viajaba por ahí llegó a donde estaba el hombre, y al verlo se compadeció de él.

34. Entonces se acercó al hombre, derramó aceite y vino en las heridas y las vendó. Luego lo montó en su animal de carga y lo llevó a una pequeña posada donde lo cuidó.

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