22. Ustedes adoran algo que no entienden. Nosotros sabemos lo que adoramos porque la salvación viene de los judíos.
23. Pero llegará el momento, y en efecto ya ha llegado, en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad. El Padre está buscando gente que lo adore así.
24. Dios es Espíritu, y los que le adoran deben adorarlo en espíritu y en verdad. La mujer le dijo:
25. —Yo sé que el Mesías va a venir. Cuando venga hablará de todo esto. (El Mesías es el que se llama el Cristo.)
26. Jesús le dijo: —Ese soy yo, el que está hablando contigo.
27. En ese momento regresaron sus seguidores. Estaban muy sorprendidos de que él estuviera hablando con una mujer, pero ninguno le preguntó: «¿Tú qué quieres de ella?» o «¿Por qué estás hablando con ella?»
28. La mujer dejó su cántaro de agua, se fue al pueblo y le dijo a la gente:
29. —¡Vengan a ver a un hombre que me dijo todo lo que he hecho! ¿Podría ser este el Mesías?
30. La gente salió del pueblo y fue a donde estaba Jesús.
31. Mientras tanto, los seguidores le rogaban a Jesús: —Maestro, come algo.
32. Pero él les dijo: —Yo tengo una comida que ustedes no conocen.