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Hechos 9:26-42 La Biblia: La Palabra de Dios para Todos (PDT)

26. Saulo se fue a Jerusalén y trató de reunirse con los seguidores, pero todos le tenían miedo y no creían que fuera un seguidor.

27. Pero Bernabé apoyó a Saulo y lo trajo a los apóstoles. Les explicó que Saulo había visto al Señor en el camino y que el Señor le había hablado. También les contó que en Damasco, Saulo había hablado valientemente en el nombre de Jesús.

28. Entonces Saulo se quedó en Jerusalén con los seguidores. Estando ahí, hablaba abiertamente en el nombre del Señor.

29. Conversaba y discutía con los judíos que hablaban griego, pero ellos intentaban acabar con él.

30. Cuando los hermanos se enteraron de esto, lo llevaron a la ciudad de Cesarea y de ahí lo mandaron a Tarso.

31. Así que la iglesia disfrutó de paz por toda Judea, Galilea y Samaria. Se fortalecía y progresaba, viviendo de una manera que mostraba mucho respeto por el Señor. La iglesia crecía animada por el Espíritu Santo.

32. Pedro recorría toda la región y fue a ver a los santos que vivían en Lida.

33. Allí conoció a un paralítico llamado Eneas, que llevaba ocho años en cama.

34. Pedro le dijo: —Eneas, Jesucristo te sana. Levántate y tiende tu cama. Inmediatamente Eneas se levantó.

35. Todos los que vivían en Lida y en Sarón lo vieron y decidieron seguir al Señor.

36. En la ciudad de Jope había una seguidora llamada Tabita, que en griego es Dorcas. Ella siempre hacía buenas obras y daba dinero a los necesitados.

37. Mientras Pedro estaba en Lida, ella se enfermó y murió. Lavaron su cuerpo y la llevaron a una habitación de arriba.

38. Los seguidores que vivían en Jope escucharon que Pedro estaba en Lida, cerca de Jope. Entonces mandaron dos hombres para que hablaran con Pedro. Le rogaron: «¡Venga usted con nosotros, rápido!»

39. Pedro se fue con ellos y al llegar lo llevaron arriba a la habitación. Todas las viudas rodearon a Pedro llorando y le mostraron las túnicas que Dorcas había hecho cuando estaba con vida.

40. Pedro sacó de la habitación a todos, se arrodilló y oró. Luego, volviéndose hacia el cuerpo de ella, le dijo: —Tabita, ¡levántate! Ella abrió los ojos y cuando vio a Pedro, se sentó.

41. Pedro extendió la mano y la levantó. Entonces llamó a los santos y a las viudas para que vinieran a la habitación, y presentó viva a Tabita.

42. Esto se supo en toda la ciudad de Jope y mucha gente creyó en el Señor.

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