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Hechos 28:9-27 La Biblia: La Palabra de Dios para Todos (PDT)

9. Cuando esto ocurrió, vinieron todos los enfermos de la isla y Pablo también los sanó.

10. La gente de la isla nos atendió muy bien y nos dieron todo lo necesario para el viaje.

11. Tres meses después, abordamos un barco de la ciudad de Alejandría que había estado allí todo el invierno. El barco llevaba al frente la imagen de los dioses gemelos.

12. Paramos en Siracusa y nos quedamos allí tres días.

13. De allí navegamos hasta Regio y al día siguiente llegó un viento del sur y pudimos salir. Un día más tarde llegamos a Puteoli.

14. Encontramos allí a algunos hermanos, quienes nos pidieron que nos quedáramos una semana, y finalmente llegamos a Roma.

15. Los hermanos de Roma supieron que estábamos allí y fueron a encontrarnos al Foro de Apio y a las Tres Tabernas. Cuando Pablo los vio, agradeció a Dios y se animó.

16. Cuando llegamos a Roma, dejaron que Pablo viviera aparte, custodiado por un soldado.

17. Tres días después, Pablo mandó llamar a algunos de los líderes judíos de la localidad y les dijo: —Hermanos, no he hecho nada en contra de nuestro pueblo ni en contra de las costumbres de nuestros antepasados. Sin embargo, fui detenido en Jerusalén y me entregaron a los romanos.

18. Los romanos me hicieron muchas preguntas, pero no pudieron encontrar ninguna razón para matarme, entonces querían dejarme en libertad.

19. Pero los judíos no querían que me soltaran, así que tuve que apelar al emperador, pero no porque tenga nada de qué acusar a mi pueblo.

20. Por eso quería verlos y hablar con ustedes. Estoy atado a estas cadenas porque creo en la esperanza de Israel.

21. Ellos le respondieron: —No hemos recibido cartas de Judea que hablen de ti. Ninguno de nuestros hermanos judíos que viajaron desde Judea trajo noticias de ti ni nos dijo nada malo de ti.

22. Pero queremos escuchar tus ideas porque sabemos que en todas partes se habla en contra de esta secta.

23. Pablo y los judíos decidieron una fecha para la reunión y ese día fueron muchísimos más de ellos a donde se quedaba Pablo. Él les habló solemnemente, desde la mañana hasta la tarde, acerca del reino de Dios para convencerlos respecto a Jesús. Para esto Pablo utilizó la ley de Moisés y las Escrituras de los profetas.

24. Algunos creyeron lo que Pablo decía, pero otros no.

25. Discutieron entre sí y se preparaban para irse, pero Pablo les dijo algo más: —Bien les decía el Espíritu Santo a sus antepasados a través de su profeta Isaías:

26. “Ve a este pueblo y dile: Por más que oigan, no entiendan. Por más que miren, no captarán.

27. Han cerrado su mente, se taparon los oídos y cerraron los ojos. Si no fuera así, entenderían lo que ven y lo que oyen. Se volverían a mí y yo los sanaría”.

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