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Hechos 27:7-22 La Biblia: La Palabra de Dios para Todos (PDT)

7. Navegamos despacio por muchos días. Fue difícil llegar a Gnido porque el viento soplaba en contra. Entonces navegamos por el sur de la isla de Creta cerca de Salmón.

8. Continuamos navegando con dificultad a lo largo de la costa y llegamos a un lugar llamado Buenos Puertos, cerca de la ciudad de Lasea.

9. Se había perdido mucho tiempo y todavía era peligroso navegar, porque el día del ayuno ya había pasado. Entonces Pablo les advirtió:

10. «Señores, corremos el riesgo de hundirnos en el mar. Habrá muchas pérdidas, no sólo la carga y el barco, sino también nuestra vida».

11. Pero el dueño y el capitán del barco no estaban de acuerdo con Pablo, y Julio, el oficial que tenía a cargo los soldados, no le hizo caso a Pablo, sino a ellos.

12. Como el puerto no era un sitio seguro para que el barco se quedara todo el invierno, entonces la mayoría decidió que debían irse y tratar de llegar a Fenice para pasar el invierno allá. Fenice es un puerto de Creta que da al suroccidente y noroccidente.

13. Cuando empezó a soplar un viento suave que venía del sur, ellos pensaron que habían conseguido el viento que querían. Entonces subieron el ancla y navegaron muy cerca de la costa de Creta.

14. Pero entonces llegó de la isla un viento huracanado llamado el Nororiental.

15. La tormenta empujó al barco y no lo dejaba navegar en contra del viento. Entonces dejamos que el viento nos llevara.

16. Fuimos al otro lado de una pequeña isla llamada Cauda y, con mucha dificultad, pudimos subir el bote salvavidas.

17. Después de asegurarlo, los hombres ataron cuerdas alrededor del barco para reforzarlo. Tenían miedo de que el barco golpeara los bancos de arena de la Sirte. Entonces bajaron las velas y dejaron que el viento se llevara el barco.

18. Al día siguiente, el viento soplaba tan fuerte que comenzaron a arrojar la carga del barco al mar.

19. Un día después, con sus propias manos, tiraron el equipo del barco.

20. Al ver que no aparecían ni el sol ni las estrellas durante muchos días y la tormenta continuaba con más fuerza, perdimos toda esperanza de salvarnos.

21. Ninguno de nosotros había comido en muchos días. Entonces Pablo se puso de pie en medio de todos y dijo: «Señores, ustedes debieron haberme hecho caso de no navegar desde Creta, y así no hubieran tenido tantos problemas y pérdidas.

22. Pero ahora les digo que no se preocupen, ninguno de ustedes perderá la vida, solamente se perderá el barco.

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