13. Ananías vino y me dijo: “Hermano Saulo, ¡recobra la vista!” y de inmediato pude verlo.
14. Él me dijo: “El Dios de nuestros antepasados te ha elegido para que conozcas su plan, veas al Justo y escuches su voz.
15. Tú serás su testigo ante toda la gente de lo que has visto y oído.
16. Ahora, no esperes más. Levántate, bautízate y lava tus pecados, diciéndole que confías en que él es tu Salvador”.
17. »Más tarde, regresé a Jerusalén. Estaba orando en el área del templo y tuve una visión.
18. Vi al Señor diciéndome: “Apúrate, sal de Jerusalén de inmediato, porque no aceptarán tu testimonio acerca de mí”.
19. Yo dije: “Pero Señor, ellos saben que yo fui a las sinagogas para arrestar y azotar a los que creen en ti.
20. Y cuando mataron a Esteban, tu testigo, yo estaba presente y estuve de acuerdo con que lo mataran. Hasta cuidé las túnicas de los que lo estaban matando”.
21. Pero el Señor me dijo: “Vete ahora, te enviaré muy lejos a donde están los que no son judíos”».
22. La gente dejó de escuchar cuando Pablo dijo estas últimas palabras. Entonces empezaron a gritar: «¡Acaben con él! ¡Un tipo de esos no debe vivir!»
23. Ellos gritaban y se quitaban sus túnicas, arrojando polvo al aire.
24. Entonces el comandante del ejército les dijo a los soldados que llevaran a Pablo al cuartel. Además les ordenó que lo azotaran porque quería hacer que Pablo le dijera por qué la gente le estaba gritando de esa forma.