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Hechos 2:24-40 La Biblia: La Palabra de Dios para Todos (PDT)

24. Jesús sufrió el dolor de la muerte, pero Dios lo liberó: lo resucitó porque la muerte no podía retenerlo.

25. David dice esto sobre Jesús: “Yo vi al Señor siempre delante de mí, y él está a mi derecha para protegerme.

26. Estoy feliz y hablo lleno de alegría. Todavía tengo esperanzas,

27. porque no me dejarás en el lugar de los muertos ni permitirás que el cuerpo de tu Santo se pudra en el sepulcro.

28. Tú me mostraste el camino de la vida, y tu presencia me llenará de alegría”.

29. »Hermanos míos, déjenme decirles la verdad acerca de David, nuestro antepasado. Él murió y lo enterraron y su sepulcro está aquí con nosotros hasta el día de hoy.

30. Pero David era profeta y sabía que Dios le había prometido que uno de sus descendientes sería rey, como él.

31. David anticipó la resurrección del Mesías al decir que Dios no lo dejaría abandonado en el lugar de los muertos, y que no se pudriría su cuerpo.

32. Todos somos testigos de que a este Jesús Dios lo resucitó.

33. Jesús fue llevado al cielo y ahora está a la derecha de Dios. El Padre, según su promesa, le dio el Espíritu Santo. Jesús lo ha derramado sobre nosotros; eso es lo que ustedes ven y oyen ahora.

34. David no subió al cielo, y sin embargo, dijo: “El Señor Dios le dijo a mi Señor: Siéntate a mi derecha,

35. hasta que ponga a tus enemigos bajo tu poder”.

36. »Entonces que todo Israel sepa que al hombre que mataron en la cruz, Dios lo convirtió en Señor y Mesías».

37. Al escuchar esto, todos se conmovieron profundamente y les preguntaron a Pedro y a los otros apóstoles: —Hermanos, ¿qué debemos hacer?

38. Pedro les dijo: —Cambien su manera de pensar y de vivir y bautícese cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo. Así Dios les perdonará sus pecados y recibirán el Espíritu Santo como regalo.

39. Esta promesa es para ustedes, para sus hijos y para todos los que están lejos. Es decir, para todos los que el Señor nuestro Dios quiera llamar.

40. Pedro les advirtió de muchas maneras y les pidió con insistencia: —¡Sálvense de esta generación perversa!

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