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Hechos 12:8-22 La Biblia: La Palabra de Dios para Todos (PDT)

8. Luego, el ángel le dijo: «Vístete y ponte las sandalias». Pedro lo hizo y entonces el ángel le dijo: «Ponte la capa y sígueme».

9. El ángel salió y Pedro fue tras él, sin saber si eso estaba pasando en realidad o si era una visión.

10. Pedro y el ángel pasaron la primera guardia, luego la segunda y llegaron a la puerta de acero que los separaba de la ciudad. La puerta se abrió sola, Pedro y el ángel salieron, caminaron más o menos una cuadra y de repente el ángel desapareció.

11. Pedro entendió lo que había pasado y pensó: «Ahora sé que el Señor me envió de verdad a su ángel. Él me salvó de Herodes. El pueblo judío pensó que me iba a ir mal, pero el Señor me salvó».

12. Cuando Pedro se dio cuenta de esas cosas, se fue a casa de María, la mamá de Juan, al que también llamaban Marcos. Muchos estaban reunidos allí, orando.

13. Pedro llamó a la puerta de afuera, y una sierva llamada Rode salió a ver quién era.

14. Ella reconoció la voz de Pedro y se puso tan contenta que se le olvidó abrir la puerta. Corrió adentro y les dijo a todos los que estaban allí: —¡Pedro está en la puerta!

15. Ellos le dijeron a Rode: —¡Estás loca! Pero ella siguió diciendo que era verdad, así que ellos dijeron: —Debe ser el ángel de Pedro.

16. Pero Pedro seguía llamando a la puerta. Cuando fueron a abrir la puerta y lo vieron, quedaron atónitos.

17. Él les indicó que se callaran y luego les explicó a todos cómo el Señor lo había sacado de la cárcel. Les dijo: —Vayan a contarles a Santiago y a los demás hermanos todo lo que pasó. Entonces Pedro se fue a otro lugar.

18. Al amanecer, hubo bastante agitación entre los soldados porque no sabían qué había pasado con Pedro.

19. Herodes ordenó buscar a Pedro por todas partes, pero no lo encontró. Interrogó a los guardias y luego ordenó que los mataran. Después, Herodes salió de Judea a la ciudad de Cesarea y permaneció allí por algún tiempo.

20. Estaba muy enojado con los habitantes de Tiro y Sidón. Ellos acordaron ir a hablar con Herodes y sobornaron a Blasto, el funcionario principal del rey. Trataban de hacer las paces porque su territorio era abastecido por el del rey.

21. Un día acordado, Herodes decidió reunirse con ellos. Se puso su vestido real, se sentó en su trono y dio un discurso al pueblo.

22. El pueblo gritaba: «¡El que habla es un dios, no un ser humano!»

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