4. Después de arrestarlo, lo metió en la cárcel custodiado por dieciséis soldados. Herodes quería esperar hasta después de la Pascua, y luego iba a traerlo ante el pueblo para hacerle un juicio.
5. Mientras Pedro permanecía preso, la iglesia oraba constantemente a Dios por él.
6. Pedro estaba atado con dos cadenas y dormía en medio de dos soldados. Había más soldados cuidando la puerta de la cárcel. Era de noche y Herodes había planeado llevar a Pedro ante el pueblo al día siguiente.
7. De pronto, apareció un ángel del Señor. Una luz brilló en la celda, el ángel tocó a Pedro en el costado, lo despertó y le dijo: «¡Levántate rápido!» Entonces las cadenas se cayeron de las manos de Pedro.
8. Luego, el ángel le dijo: «Vístete y ponte las sandalias». Pedro lo hizo y entonces el ángel le dijo: «Ponte la capa y sígueme».
9. El ángel salió y Pedro fue tras él, sin saber si eso estaba pasando en realidad o si era una visión.
10. Pedro y el ángel pasaron la primera guardia, luego la segunda y llegaron a la puerta de acero que los separaba de la ciudad. La puerta se abrió sola, Pedro y el ángel salieron, caminaron más o menos una cuadra y de repente el ángel desapareció.
11. Pedro entendió lo que había pasado y pensó: «Ahora sé que el Señor me envió de verdad a su ángel. Él me salvó de Herodes. El pueblo judío pensó que me iba a ir mal, pero el Señor me salvó».
12. Cuando Pedro se dio cuenta de esas cosas, se fue a casa de María, la mamá de Juan, al que también llamaban Marcos. Muchos estaban reunidos allí, orando.
13. Pedro llamó a la puerta de afuera, y una sierva llamada Rode salió a ver quién era.
14. Ella reconoció la voz de Pedro y se puso tan contenta que se le olvidó abrir la puerta. Corrió adentro y les dijo a todos los que estaban allí: —¡Pedro está en la puerta!
15. Ellos le dijeron a Rode: —¡Estás loca! Pero ella siguió diciendo que era verdad, así que ellos dijeron: —Debe ser el ángel de Pedro.