Antiguo Testamento

Nuevo Testamento

Hechos 10:27-41 La Biblia: La Palabra de Dios para Todos (PDT)

27. Mientras hablaban, Pedro entró y vio que se había reunido mucha gente.

28. Pedro les dijo: —Ustedes saben que no es permitido para los de mi nación reunirse o entrar a la casa de alguien que no sea judío. Pero Dios me ha mostrado que no debo menospreciar ni llamar impuro ni ordinario a nadie.

29. Así que cuando me llamaron, vine sin poner excusas. Ahora yo les pregunto: ¿Por qué enviaron por mí?

30. Entonces Cornelio dijo: —Hace cuatro días estaba orando en mi casa a esta misma hora, las tres de la tarde, y de pronto un hombre con ropa muy brillante se apareció delante de mí.

31. Él me dijo: “Cornelio, tus oraciones fueron escuchadas y Dios ha tomado en cuenta tus contribuciones para los pobres.

32. Así que envía a algunos hombres a Jope para que traigan a Simón, a quien también llaman Pedro. Él se hospeda en casa de Simón, un curtidor que vive junto al mar”.

33. Fue así como yo mandé por ti de inmediato, y nos alegra que hayas venido. Aquí nos tienes para escuchar todo lo que el Señor te ordenó que nos dijeras.

34. Entonces Pedro dijo: —Ahora entiendo que de verdad para Dios todos somos iguales.

35. Dios no discrimina a nadie, sino que acepta al que le honre y lleve una vida recta.

36. Dios dio su mensaje a los israelitas y les anunció las buenas noticias de paz por medio de Jesucristo, quien es Señor de todos.

37. Ustedes están al tanto de lo que pasó en Judea con Jesús de Nazaret. Todo comenzó en Galilea después del bautismo que anunciaba Juan.

38. Ustedes saben que a Jesús de Nazaret, Dios lo llenó del Espíritu Santo y de poder. Él fue por todas partes haciendo el bien y sanando a los que vivían oprimidos por el diablo. Lo pudo hacer porque Dios estaba con él.

39. Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en Judea y en Jerusalén, pero los judíos lo mataron, colgándolo en un madero.

40. Sin embargo, Dios lo resucitó de la muerte al tercer día y lo dio a conocer abiertamente.

41. Pero no a todo el mundo, sino sólo a los testigos que Dios había elegido para que lo vieran. Nosotros somos esos testigos, comimos y bebimos con él, después de que resucitó.

Leer capítulo completo Hechos 10