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2 Pedro 2:9-20 La Biblia: La Palabra de Dios para Todos (PDT)

9. Esto es una prueba de que Dios sabe rescatar de las dificultades a los que dedican su vida a él, pero también sabe cómo castigar a los perversos mientras esperan el día del juicio.

10. El Señor castigará sobre todo a aquellos que se dejan llevar por sus sucios deseos y no respetan su autoridad. Ellos son los falsos maestros, atrevidos y tercos, que no tienen miedo de insultar ni siquiera a los poderes superiores.

11. Los ángeles son más fuertes y poderosos que los falsos maestros; sin embargo, ni siquiera los ángeles se atreven a acusar con insultos a estos poderes ante el Señor.

12. Estos maestros insultan lo que no entienden. Actúan sin pensar, como animales que nacen para ser atrapados y muertos, y terminarán como esos animales.

13. Ellos les hacen mal a otros y se les pagará con la misma moneda. Disfrutan haciendo a la vista de todos lo que les viene en gana; cuando cenan con ustedes, ellos son una mancha que causa vergüenza, pues con sus mañas lo echan todo a perder.

14. No pueden ver a una mujer sin desvestirla con la mirada. Ese es su pecado permanente. Hacen pecar a las personas inestables, son avaros y expertos en aprovecharse de los demás. Por eso están bajo maldición.

15. Se apartaron del buen camino y se desviaron por el mismo camino de Balán, el hijo de Bosor, a quien le encantaba que le pagaran por hacer maldades.

16. Balán fue reprendido por su pecado. A pesar de que los burros no hablan, una burra le habló como habla un ser humano y le dijo que estaba cometiendo un error. Así logró detener la locura del profeta Balán.

17. Esos falsos maestros, son como ríos sin agua y como nubes a las que se lleva el viento. Dios los ha destinado a un lugar en la más negra oscuridad.

18. Buscan impresionar a la gente con sus palabras, que en realidad no valen nada. Con sus malos deseos y consejos seducen a quienes a duras penas logran escapar de los que viven en el error.

19. Les prometen libertad, pero ellos mismos son esclavos de hábitos que los destruirán, pues uno es esclavo de aquello que lo domina.

20. Ellos escaparon del mal que hay en el mundo cuando conocieron a nuestro Señor Jesucristo, pero si son atrapados y dominados nuevamente por ese mal, terminarán peor que al principio.

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