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1 Pedro 3:1-15 La Biblia: La Palabra de Dios para Todos (PDT)

1. De la misma manera, esposas, obedezcan a sus esposos. Si algún esposo no le cree a la palabra de Dios, podrá ser convencido sin que se le tenga que decir una sola palabra, sino a través de la conducta de ustedes

2. al ver la forma de ser santa y respetuosa de su esposa.

3. Que su belleza no venga de los adornos externos, como peinados exagerados, joyas de oro o ropa fina.

4. Su belleza debe venir del corazón, del interior de su ser, porque la belleza que no se echa a perder es la de un espíritu suave y tranquilo, valioso ante los ojos de Dios.

5. Así se adornaban las mujeres santas que vivieron hace mucho tiempo. Tenían puesta su esperanza en Dios y obedecían a sus esposos.

6. Me refiero a mujeres como Sara, quien obedeció a Abraham, su esposo, y lo llamaba su señor. Ustedes son verdaderas hijas de Sara si hacen el bien y no le dan lugar al miedo.

7. De la misma manera, los esposos deben saber vivir con su esposa y respetarla como es debido. Ella es más débil que ustedes, pero al igual que a ustedes, Dios le ha dado la vida como un regalo. Respétenla para que nada impida que Dios escuche sus oraciones.

8. Finalmente, vivan todos ustedes en paz y unidad. Traten de entenderse los unos a los otros. Ámense como hermanos, sean compasivos y humildes.

9. No devuelvan mal por mal. En lugar de insultar a los que los insultan, pidan que Dios los bendiga a ellos, porque ustedes mismos fueron llamados a recibir una bendición,

10. pues: «Quien quiera amar la vida y disfrutar días buenos, no permita que su lengua haga daño, ni que su boca diga mentiras.

11. Deje de hacer el mal y empiece a hacer el bien. Busque la paz y promuévala.

12. El Señor ve a los que obran rectamente, y escucha sus oraciones; pero está en contra de los que hacen el mal».

13. Así que, ¿quién intentará hacerles daño, si ustedes siempre están tratando de hacer el bien?

14. Sin embargo, si de hecho sufren por hacer lo que es justo, entonces son afortunados. «No se preocupen ni les tengan miedo a quienes los hacen sufrir».

15. Más bien, preocúpense por honrar sólo a Cristo como Señor, y estén siempre listos a responder a todo el que les pida razón de su esperanza.

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