5. Las montañas se derriten como cera ante la presencia del SEÑOR, el dueño de toda la tierra.
6. Los cielos hablan de sus decisiones justas; todas las naciones ven su gloria.
7. Quedan en ridículo los que adoran ídolos, los que se enorgullecen de ellos. ¡Inclínense ante él todos los dioses!