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Salmos 68:12-30 La Biblia: La Palabra de Dios para Todos (PDT)

12. «¡Los ejércitos de los reyes poderosos se han ido lejos de aquí! La mujer que se quedó en casa reparte todo el botín.

13. Hasta para los que se quedaron entre los rebaños hay alas de paloma cubiertas de plata, con plumas de oro refulgente».

14. Cuando Dios Todopoderoso hizo huir a los reyes enemigos, se volaron como la nieve que cae sobre el monte Zalmón.

15. El monte de Dios, el monte de Basán, es un monte de cumbres muy altas.

16. Pero, ¿por qué los montes altos desprecian al monte donde el SEÑOR decidió quedarse a vivir para siempre?

17. Los carros de combate de Dios se cuentan por millones, vino en ellos del Sinaí a su templo.

18. Tú subiste a lo alto, llevando cautivos a los prisioneros. Allí recibiste ofrendas de los seres humanos, incluso de los que se habían rebelado contra ti, SEÑOR Dios.

19. Alaben al Señor, nuestro Dios y Salvador; todos los días lleva nuestras cargas. Selah

20. Él es nuestro Dios, el Dios que nos salva; el Señor DIOS nos salva de la muerte.

21. Dios aplastará la cabeza de sus enemigos; la cabeza melenuda de los que viven en el pecado.

22. El SEÑOR dijo: «Los traeré desde Basán, desde las profundidades del mar regresarán,

23. para que ustedes bañen sus pies en la sangre de sus enemigos y sus perros la laman cuanto quieran».

24. Ya se pueden ver las procesiones de mi Dios y Rey rumbo al santuario.

25. Al frente va gente a cantarle con músicos, rodeados por jovencitas tocando la pandereta.

26. ¡Alaben al SEÑOR en la gran asamblea! ¡Alaben a Dios, hijos de Israel!

27. El pequeño Benjamín está allí guiando a la multitud; allí está la gran familia de Judá, y allí están los líderes de Zabulón y Neftalí.

28. Dios mío, muéstranos tu poder; muéstranos el poder que usaste a nuestro favor en el pasado.

29. Los reyes te traerán regalos a tu templo en Jerusalén.

30. Dios mío, castiga a esa bestia de los juncos, a esa manada de toros entre naciones como becerros. Tú venciste a los que buscaban la guerra. Ahora, haz que vengan a ti a traerte sus barras de plata.

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