6. Rómpeles los dientes, Dios mío, arráncales a esos leones sus colmillos, SEÑOR.
7. Que su fuerza desaparezca como el agua entre los dedos; que sean aplastados como hierba que se pisa.
8. Que desaparezcan como la babosa que se deshace; que sean como un bebé que nace muerto y nunca ve la luz del sol.