14. Dios mío, mi Dios Salvador, merezco la muerte, pero no me castigues, y gritaré de alegría que eres justo.
15. Señor, abre mis labios, y te cantaré alabanzas.
16. A ti no te complacen las ofrendas, ni los sacrificios que deben quemarse completamente; si así fuera, yo te los ofrecería.
17. Los sacrificios a Dios son un espíritu quebrantado; tú no despreciarás al de corazón humilde y arrepentido.
18. Sé bueno con Sion, reconstruye las murallas de Jerusalén.