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Salmos 40:1-17 La Biblia: La Palabra de Dios para Todos (PDT)

1. Yo confié sinceramente en el SEÑOR, y él escuchó mi oración.

2. El SEÑOR me sacó del pozo de la destrucción; me sacó del barro y del lodo. Me puso los pies en la roca, en tierra firme, donde puedo andar con seguridad.

3. Él puso una canción nueva en mi boca, una canción de alabanza a Dios. Mucha gente verá lo que Dios ha hecho y lo alabará; se llenarán de confianza en él.

4. Afortunado el que confía en el SEÑOR y no busca ayuda en dioses falsos.

5. SEÑOR, Dios nuestro, tú has hecho muchas maravillas. Tienes planes maravillosos para nosotros; eres incomparable. No me alcanzan las palabras cuando intento contar tus maravillas.

6. SEÑOR, tú me has hecho entender que en realidad no esperas sacrificios ni ofrendas. En realidad no pides sacrificios para borrar el pecado.

7. Así que dije: «Mírame, aquí estoy, listo para hacer lo que está escrito de mí en el libro».

8. Dios mío, deseo que se haga tu voluntad; llevo tus enseñanzas en mi corazón.

9. Le he dado a todo el mundo la buena noticia de tu victoria y sabes que nunca dejaré de hablar de ello, SEÑOR.

10. SEÑOR, no he guardado para mí la maravilla de tus obras. He hablado públicamente de tu justicia y de tu salvación. No he escondido tu fiel amor ni tu verdad a la gran asamblea.

11. No seas tacaño, SEÑOR, con tu compasión. Que tu fiel amor y fidelidad me guarden para siempre.

12. Porque se me han venido encima muchas desgracias. Mis pecados me han atrapado y no puedo escapar de ellos. Son tantos los pecados que he cometido, que he perdido todo el valor.

13. SEÑOR, por favor rescátame. ¡SEÑOR, ven pronto a ayudarme!

14. Que todos los que buscan destruirme terminen sintiéndose avergonzados y humillados. Que los que quieren hacerme daño se retiren sin lograr nada.

15. Que los que se burlan de mí retrocedan avergonzados.

16. Y que los que buscan tu ayuda, encuentren dicha y felicidad. Que los que aman tu salvación puedan alabarte siempre diciendo: «¡Cuán grande es el SEÑOR!»

17. Señor, ten compasión de mí, aunque sea tan sólo un hombre pobre e indefenso. Dios mío, tú eres quien me ayuda y me salva. ¡No llegues demasiado tarde!

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