1. Los pobres y sus esposas protestaron contra sus compatriotas judíos.
2. Algunos decían: «Tenemos muchos hijos y necesitamos conseguir algo de trigo para poder alimentarlos y no morirnos de hambre».
3. Otros decían: «Estamos aguantando hambre y tenemos que hipotecar nuestros campos, nuestros viñedos y nuestras casas para poder conseguir granos y tener algo que comer».
4. Y otros decían: «Hemos tenido que hipotecar nuestras tierras y nuestros viñedos para pagar el impuesto al rey.
5. Somos de la misma nación que los nobles y nuestros hijos son iguales a sus hijos, pero nosotros nos vemos forzados a venderlos como esclavos. Ya algunas de nuestras hijas son sus esclavas y no podemos hacer nada porque ya nuestras tierras y viñedos les pertenecen a otros».
6. Yo me enojé mucho al escuchar la protesta y sus quejas.
7. Después de pensarlo bien, reprendí así a los nobles y a los oficiales: «Todos ustedes están obligando a su propio pueblo a pagar intereses sobre el dinero que les han prestado. Eso no puede seguir sucediendo». Así que los cité a una gran reunión