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Nehemías 4:5-18 La Biblia: La Palabra de Dios para Todos (PDT)

5. No les perdones su maldad ni les borres sus pecados porque ellos han insultado a los que reconstruyen».

6. Así que reconstruimos las murallas de la ciudad, aunque tan sólo a la mitad de la altura que debía tener. Pero lo que hicimos lo logramos porque el pueblo trabajó con mucho entusiasmo.

7. Sambalat, Tobías, los árabes, los amonitas y los hombres de Asdod se disgustaron mucho cuando se enteraron de que las murallas de Jerusalén se estaban reconstruyendo, y que estábamos cerrando los boquetes.

8. Entonces planearon venir a luchar contra nosotros y crear confusión en Jerusalén,

9. pero nosotros oramos a nuestro Dios y pusimos guardias en las murallas para que vigilaran día y noche.

10. Pero la gente de Judá dijo: «Los trabajadores se están cansando y hay demasiados escombros en el camino. Nunca seremos capaces de reconstruir la muralla nosotros solos».

11. Nuestros enemigos planeaban llegar sin que los viéramos y meterse en medio de nosotros para matarnos y detener el trabajo.

12. Pero los judíos que vivían cerca de nuestros enemigos, vinieron varias veces y nos avisaron que venían a atacarnos por todos lados.

13. Entonces coloqué a algunos detrás de las partes más bajas de la muralla y en los boquetes, y ordené que la gente se agrupara por familias con espadas, lanzas y arcos.

14. Después inspeccioné todo esto y le hablé a los dirigentes, a los oficiales y al resto de la gente así: «No tengan miedo de nuestros enemigos. Tengan presente que nuestro Dios es grande y poderoso. Luchen por sus hermanos, por sus hijos e hijas, por sus esposas y por sus hogares».

15. Nuestros enemigos se dieron cuenta que sabíamos de sus planes y que Dios les había echado todo a perder. Así que se retiraron. Nosotros regresamos a nuestro trabajo en la muralla.

16. Desde aquel día, la mitad de mi gente trabajaba en la muralla y la otra mitad vigilaba con sus escudos, lanzas, arcos y armaduras. Los líderes militares permanecían detrás de toda la gente de Judá.

17. Los constructores y sus ayudantes hacían su trabajo sosteniendo con una mano la carga y con la otra la espada.

18. Cada uno de los constructores tenía su espada atada a un lado de su cuerpo mientras trabajaba y el que tocaba la trompeta estaba a mi lado.

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