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Nehemías 13:19-31 La Biblia: La Palabra de Dios para Todos (PDT)

19. Entonces ordené que cada viernes en la tarde, antes de que oscureciera, los porteros cerraran y aseguraran las puertas de Jerusalén y que no se abrieran sino hasta después del día de descanso. Puse a algunos de mis hombres en las entradas para impedir que pasara carga alguna a la ciudad el día de descanso.

20. Una o dos veces los comerciantes y vendedores de toda clase de artículos tuvieron que pasar la noche fuera de Jerusalén.

21. Yo les advertí que si volvían a permanecer durante la noche frente a la muralla serían arrestados. De ahí en adelante no volvieron a vender su mercancía el día de descanso.

22. Luego les dije a los levitas que debían purificarse e ir a vigilar las entradas para mantener el día de descanso como un día sagrado. Dios mío, recuérdame por esto, se bueno conmigo y muéstrame la grandeza de tu fiel amor.

23. En esos días también me di cuenta que algunos judíos se habían casado con mujeres de Asdod, Amón y Moab.

24. La mitad de los hijos de esos matrimonios no hablaban el idioma de Judá sino el idioma de Asdod, Amón o Moab.

25. Por eso los reprendí, los maldije y hasta golpeé a algunos de sus hombres y les arranqué el cabello. Les hice prometer en el nombre de Dios que sus hijas no se casarían con los hijos de esa gente de otros pueblos y que las hijas de esa gente no se casarían con sus hijos.

26. Les dije que se acordaran del rey Salomón. Entre todas las naciones nunca hubo un rey como él. Dios lo había elegido como soberano de Israel, pero mujeres extranjeras hicieron que él pecara.

27. Les dije que no estaban siendo fieles a Dios por estar cometiendo nuevamente el mismo pecado.

28. Uno de los hijos de Joyadá hijo de Eliasib, el sumo sacerdote, era yerno de Sambalat el horonita, así que lo obligué a salir del lugar y a huir.

29. Dios mío, ten presente a esa gente y dales su castigo porque contaminaron el sacerdocio y no cumplieron el pacto que habían hecho con los sacerdotes y los levitas.

30. Así que yo purifiqué a los sacerdotes y a los levitas de todas las cosas extrañas que les habían enseñado los extranjeros y le asigné sus funciones a cada uno.

31. También me aseguré de que el pueblo trajera sus ofrendas de madera y los primeros frutos en los días que les correspondía. Dios mío, tenme presente por haber hecho todo eso y bendíceme.

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