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Levítico 27:15-31 La Biblia: La Palabra de Dios para Todos (PDT)

15. Si alguien que ha consagrado su casa quiere recuperarla, entonces debe pagar lo que vale la casa, más una quinta parte del precio establecido, y la casa volverá a su poder.

16. »Si alguien consagra parte de su tierra al SEÑOR, el precio dependerá de la cantidad de semillas necesarias para sembrar en ese terreno, a razón de cincuenta monedas de plata por cada doscientos veinte kilos de semillas de cebada.

17. Si él consagra su tierra en el año del Jubileo, su precio será el que fije el sacerdote.

18. Pero si la persona consagra su tierra después del año del Jubileo, el sacerdote calculará su precio de acuerdo a los años que falten para el año del próximo Jubileo, y el precio se reducirá.

19. Si el que consagró su tierra la quiere comprar de nuevo, debe añadir una quinta parte al precio establecido y así será suya nuevamente,

20. pero si él no compra de nuevo la tierra y esta se vende a otro, ya no la podrá recuperar.

21. Cuando la tierra sea librada en el año del Jubileo, será consagrada para siempre al SEÑOR como propiedad permanente de los sacerdotes.

22. »Si alguien consagra al SEÑOR una tierra que no es parte de lo que ha heredado, sino que la adquirió por compra,

23. el sacerdote calculará el precio equivalente hasta el año del Jubileo y ese será el precio que se pagará el día que la persona consagre esa tierra. Ese dinero queda consagrado al SEÑOR.

24. El año del Jubileo esa tierra volverá al dueño original que la vendió, a la familia que poseía esa tierra como herencia.

25. »Todos los precios serán de acuerdo al peso oficial, que es de diez gramos por moneda.

26. »Nadie ofrecerá la primera cría de un animal, ya que toda primera cría ya pertenece al SEÑOR; sea ternero u oveja, ya es propiedad del SEÑOR.

27. Pero si se trata de la primera cría de un animal impuro, lo puede comprar de nuevo pagando el precio establecido más una quinta parte. Si no se compra de nuevo, se podrá vender al precio establecido.

28. »No se podrá vender ni volver a adquirir nada que uno haya consagrado al SEÑOR, ya sea una persona, animal o terreno propiedad de su familia. Todo lo que se haya consagrado es santísimo y queda consagrado al SEÑOR.

29. »Ningún ser humano al que se haya consagrado a la destrucción podrá ser rescatado, sino que será condenado a muerte.

30. »Una décima parte de todos los productos de la tierra pertenece al SEÑOR, tanto de semillas como de árboles frutales, pues están consagrados al SEÑOR.

31. Si alguien quiere recuperar algo de esa décima parte, deberá pagar el precio establecido más una quinta parte.

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