38. Y eso fue exactamente lo que sucedió. Gedeón se levantó temprano al día siguiente y escurrió la piel de la oveja. Con lo que escurrió de la piel, llenó una taza de agua.
39. Entonces Gedeón le dijo a Dios: «No te enojes conmigo. Déjame pedirte sólo una cosa más. Déjame hacer otra prueba con la piel de oveja. Esta vez que la piel de oveja quede seca y que el suelo amanezca mojado de rocío».
40. Esa noche Dios lo hizo así. La piel amaneció seca, pero el suelo amaneció mojado por el rocío.