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Jueces 6:18-28 La Biblia: La Palabra de Dios para Todos (PDT)

18. Te ruego que me esperes aquí y que no te muevas hasta que yo regrese. Voy a traer mi ofrenda para ponerla frente a ti. El Señor le respondió: —Esperaré aquí hasta que regreses.

19. Entonces Gedeón entró a la casa y preparó un cordero en agua hirviendo. También preparó pan sin levadura con veinte kilos de harina. Luego, puso la carne en una canasta y echó el caldo en una olla. Gedeón sacó toda esa comida y se la presentó bajo el roble.

20. El ángel de Dios le dijo: —Pon la carne y el pan sin levadura encima de esa roca y derrama el caldo. Gedeón hizo lo que se le ordenó.

21. El ángel del SEÑOR tenía un bastón y tocó la carne y el pan con su punta. Enseguida salió fuego de la roca, la carne y el pan se quemaron por completo y el ángel del SEÑOR desapareció.

22. Entonces Gedeón entendió que había estado hablando con el ángel del SEÑOR, y gritó muy fuerte: —¡Señor DIOS! ¡He visto al ángel del SEÑOR cara a cara!

23. Y el SEÑOR le dijo: —Cálmate, no tengas miedo, no vas a morir.

24. Entonces Gedeón construyó un altar para el SEÑOR en ese preciso lugar. Gedeón llamó al altar «el SEÑOR es la paz». Ese altar todavía se encuentra en la ciudad de Ofra, que es donde vive la familia de Abiezer.

25. Esa misma noche el SEÑOR le habló a Gedeón y le dijo: —Toma el toro más grande y fuerte que tenga tu papá, que ese toro sea de siete años de edad. Lleva el toro hasta el altar que tu papá tiene para Baal y derrúmbalo con él. Derrumba también el poste que está junto al altar porque ese poste es de la diosa Aserá.

26. Luego construye allí un altar apropiado para el SEÑOR tu Dios. Mata al toro y haz una hoguera con la madera del poste que derrumbaste. Quema allí al toro y ofrécelo como sacrificio para el SEÑOR.

27. Gedeón llamó a diez de sus hombres para que le ayudaran a hacer lo que el SEÑOR le había mandado. Sin embargo, Gedeón tenía miedo de que lo viera su familia o la gente del pueblo, así que lo hizo durante la noche en lugar de durante el día.

28. A la mañana siguiente, la gente se sorprendió mucho cuando vio que el altar de Baal y el poste de Aserá que estaba al lado habían sido destruidos. Todos vieron, además, el toro que había sido ofrecido sobre el nuevo altar edificado.

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