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Jueces 19:19-30 La Biblia: La Palabra de Dios para Todos (PDT)

19. Tenemos paja y granos para los burros y hay suficiente pan y vino para los tres que viajamos. No necesitamos nada.

20. El anciano dijo: —No puedes pasar la noche en la plaza. Eres bienvenido en mi casa, yo me haré cargo de todo lo que necesites.

21. Entonces el anciano llevó a los tres viajeros a su casa, les dio comida a los burros y luego se lavaron los pies, comieron y bebieron.

22. Cuando todos estaban muy contentos, unos degenerados rodearon la casa y dando golpes en la puerta dijeron: —Saca al hombre que tienes en tu casa, queremos tener relaciones sexuales con él.

23. El dueño de la casa salió y dijo: —No hagan esa maldad. Este hombre es un invitado en mi casa. No cometan ese terrible pecado.

24. Miren, aquí está mi hija que nunca ha tenido relaciones sexuales, y también está la concubina de este hombre. Pueden hacer lo que quieran con ellas, pero no cometan ese terrible pecado contra este hombre.

25. Pero los hombres no le hicieron caso. El levita fue a buscar a su mujer y la obligó a salir. Los degenerados la obligaron a tener relaciones sexuales y la torturaron toda la noche. A la madrugada la dejaron y le dijeron que se fuera.

26. La mujer fue a la casa del anciano y cayó rendida a la entrada. Ella estuvo ahí tirada hasta que salió el sol.

27. En ese momento, el levita abrió la puerta para salir y vio a la mujer ahí tendida en el suelo.

28. El levita le dijo a la mujer: —Levántate y vámonos. Pero la mujer no respondió, pues estaba muerta. Entonces el levita levantó a la mujer y la puso sobre el lomo del burro para continuar el viaje.

29. Cuando llegaron a la casa, el levita tomó un cuchillo y cortó a la mujer en pedazos. Luego tomó los pedazos y envió cada uno por todo el territorio donde vivía el pueblo de Israel.

30. Todos los que veían eso decían: «Nunca antes había pasado algo así en Israel. Nunca habíamos visto algo semejante desde que llegamos de Egipto. Tenemos que pensar en esto y decidir qué vamos a hacer».

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