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Jueces 11:25-36 La Biblia: La Palabra de Dios para Todos (PDT)

25. ¿Acaso eres mejor que Balac, el hijo de Zipor? Él era el rey de Moab y nunca fue a pelear ni a discutir con los israelitas.

26. Los israelitas han vivido en Hesbón y en los pueblos a orillas del río Arnón durante trescientos años. ¿Por qué en todo ese tiempo no han tratado de recuperar las tierras?

27. Israel no te ha hecho ningún mal, pero tú te estás portando muy mal con los israelitas. Que el SEÑOR, que es el único juez de verdad, decida si los que tienen razón son los israelitas o los amonitas».

28. Pero el rey de los amonitas no hizo caso del mensaje de Jefté.

29. Jefté, lleno del Espíritu del SEÑOR, recorrió Galaad y Manasés. En Galaad pasó por la ciudad de Mizpa y de allí fue a la tierra de los amonitas.

30. Jefté hizo una promesa al SEÑOR, diciéndole: «Si me ayudas a vencer a los amonitas, entonces al regresar victorioso te haré una ofrenda.

31. La ofrenda será la primera persona que salga de mi casa a recibirme cuando yo regrese».

32. Jefté fue a pelear contra los amonitas y el SEÑOR le ayudó a ganar.

33. Jefté venció a veinte pueblos desde Aroer hasta Minit y hasta Abel Queramín. Así fue como los israelitas dominaron a los amonitas.

34. Jefté regresó a su casa en la ciudad de Mizpa. La primera persona que salió a recibirlo fue su única hija. Ella salió feliz tocando un tamborcillo y bailando.

35. Cuando Jefté vio a su hija que salía primero, se desgarró la ropa para mostrar su tristeza, y dijo: —¡Hija mía, me has destrozado! ¡Me estás causando una gran tristeza! ¡Le hice una promesa al SEÑOR y no puedo romperla!

36. La niña dijo: —Papá, si has hecho una promesa al SEÑOR, cumple lo que prometiste. Después de todo, el SEÑOR te ayudó a derrotar a tus enemigos, los amonitas.

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