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Josué 8:18-29 La Biblia: La Palabra de Dios para Todos (PDT)

18. Entonces el SEÑOR le dijo a Josué: «Apunta hacia Hai la espada que tienes en tu mano, porque te la entregaré». Así que Josué apuntó hacia la ciudad la espada curvada que tenía en su mano.

19. Luego los hombres de la emboscada salieron de su escondite y corrieron hacia el frente tan pronto como Josué estiró su brazo. Ellos entraron a la ciudad, la capturaron y la incendiaron rápidamente.

20. Los hombres de Hai miraron hacia atrás, y vieron el humo de la ciudad elevarse hacia el cielo. No tenían escapatoria, porque la gente que estaban persiguiendo se había vuelto hacia ellos.

21. Cuando Josué y todo Israel vieron que las tropas que estaban escondidas habían capturado la ciudad, y que el humo de la ciudad se estaba elevando, entonces dejaron de huir y atacaron a los de Hai.

22. Los otros israelitas que venían de la ciudad salieron también a atacar a los de Hai, que quedaron rodeados por los israelitas por uno y otro lado. Israel los atacó hasta que no quedó vivo ni uno solo de ellos.

23. Pero al rey de Hai, los israelitas lo capturaron vivo y lo llevaron ante Josué.

24. Israel terminó de matar a todos los habitantes de Hai en los campos donde los habían perseguido hasta que cayó a filo de espada hasta el último hombre de Hai. Luego, todo el ejército de Israel volvió a Hai, y la atacaron a filo de espada.

25. El total de la gente que murió ese día, tanto hombres como mujeres, fue de doce mil, todos los habitantes de Hai.

26. Josué no dio descanso al brazo con el que había estirado la lanza, hasta que todos los habitantes de Hai fueron totalmente destruidos.

27. Los animales y los objetos de valor de esa ciudad quedaron en poder de la gente de Israel como botín, tal como el SEÑOR le había dicho a Josué.

28. Así que Josué mandó quemar a Hai y la dejó hecha un montón de ruinas para siempre, igual que se ve hasta hoy.

29. Y colgó al rey de Hai de un árbol hasta la tarde. Al atardecer Josué dio la orden de bajar su cuerpo del árbol, lo echó en la puerta de la ciudad, y levantaron sobre él un gran montón de rocas que permanece hasta hoy.

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