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Jeremías 6:16-28 La Biblia: La Palabra de Dios para Todos (PDT)

16. Esto dice el SEÑOR: «Párense en los caminos y miren, pregunten por los senderos antiguos, busquen el buen camino y sigan por él. Así encontrarán descanso para su alma. Pero ustedes han dicho: “No queremos seguir el buen camino”.

17. Coloqué unos hombres para que hicieran guardia por ustedes y les advirtieran: “Estén pendientes del sonido de la trompeta”. Pero ellos dijeron: “No estaremos pendientes”.

18. Por eso, naciones, ¡escuchen esto! y ¡entérense de lo que le va a suceder a este pueblo!

19. Que toda la tierra escuche esto: Traeré una desgracia a este pueblo; es lo que se merecen por sus planes perversos, porque no prestaron atención a mis palabras y rechazaron mis enseñanzas.

20. ¿Qué gano yo con el incienso que me traen de Sabá o con el olor de la caña de tierras lejanas? No me gustan sus sacrificios que deben quemarse completamente ni sus otros sacrificios».

21. Por eso el SEÑOR dice esto: «Voy a ponerle tropiezos a este pueblo para que caiga. Padres e hijos, vecinos y amigos, todos morirán».

22. Esto dice el SEÑOR: «Miren, desde el norte viene un ejército; una gran nación se acerca desde los confines de la tierra.

23. Llevan arcos y lanzas, son crueles y no tienen compasión. Sus gritos suenan como el rugido del mar, y van montados a caballo, en perfecto orden, como un solo hombre, ¡para atacarte, hija de Sion!»

24. Hemos oído hablar de ese ejército, y quedamos temblando de miedo. La angustia se apoderó de nosotros, un dolor como de mujer que va a dar a luz.

25. No salgas al campo, ni andes por el camino, porque ahí está la espada del enemigo y hay terror por todas partes.

26. Pueblo mío, vístete con ropas ásperas y cúbrete de ceniza. Haz duelo como si se te hubiera muerto tu único hijo, porque el destructor caerá muy pronto sobre nosotros.

27. «Quiero que tú examines a mi pueblo, que lo mires bien para que observes y evalúes su manera de vivir.

28. Todos ellos son rebeldes y van sembrando calumnias por todos lados. Son como el bronce y el hierro, destructores todos ellos.

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