33. En ese momento los que el SEÑOR haya matado quedarán tendidos de un extremo a otro de la tierra. Nadie hará duelo por ellos ni los enterrará; quedarán tirados como estiércol sobre la faz de la tierra.
34. Pastores de Israel, griten y giman de dolor. Revuélquense en el polvo, guías del rebaño. Ha llegado la hora de que ustedes sean degollados. Los romperé en pedazos y ustedes caerán como un vaso precioso.
35. Los pastores no podrán huir, y no habrá escapatoria para los líderes del rebaño.
36. Puedo oír los gritos de los pastores y los gemidos de los líderes del rebaño, porque el SEÑOR está destruyendo sus campos.
37. Los pastos hermosos serán destruidos por la tremenda furia del SEÑOR.