1. Esto es lo que me dijo el SEÑOR: «Jeremías, ve y cómprate un cinturón de lino, colócatelo en la cintura y no lo metas en agua».
2. Así que compré el cinturón tal como el SEÑOR me había dicho y me lo coloqué en la cintura.
3. Luego, el SEÑOR me dio un segundo mensaje:
4. «Toma el cinturón que compraste y que llevas en la cintura, ve a Perat y escóndelo allí en una roca».
5. Así que fui y lo escondí en Perat, tal como me lo había ordenado el SEÑOR.
6. Después de mucho tiempo, el SEÑOR me dijo: «Levántate, y ve a Perat y toma el cinturón que te ordené que escondieras».
7. Así que fui a Perat, cavé y saqué el cinturón del lugar donde lo había escondido. El cinturón ya estaba podrido y no servía para nada.
8. Entonces el SEÑOR me dio este mensaje:
9. «Esto dice el SEÑOR: “Así como destruí este cinturón, destruiré el esplendor de Judá y de Jerusalén,
10. pueblo perverso que se niega a escuchar mis palabras y que se guía por la terquedad de su corazón perverso. Se ha ido tras otros dioses para servirlos y adorarlos; es como este cinturón que no sirve para nada.
11. Así como uno se ajusta el cinturón a la cintura, así hice que todo el pueblo de Israel y de Judá se ajustara a mí”, dice el SEÑOR. “Yo quería que ellos fueran mi pueblo y me dieran fama, honor y gloria, pero no me obedecieron”.
12. »Diles también lo siguiente: “Esto dice el SEÑOR, Dios de Israel: ‘Toda jarra debe llenarse de vino’. Y ellos te dirán: ‘¡Pues claro que sabemos que toda jarra debe llenarse de vino!’
13. Y tú les dirás que esto dice el SEÑOR: ‘Voy a embriagar a todos los habitantes de este país; a los reyes que se sientan en el trono de David, a los sacerdotes, a los profetas y a todos los habitantes de Jerusalén.