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Jeremías 11:1-14 La Biblia: La Palabra de Dios para Todos (PDT)

1. Este es el mensaje que Jeremías recibió del SEÑOR:

2. «Escucha las condiciones de este pacto y repíteselas a los hombres de Judá y a los habitantes de Jerusalén.

3. Esto dice el SEÑOR, Dios de Israel: “Maldeciré al que no escuche las palabras de este pacto,

4. que hice con sus antepasados cuando los saqué de Egipto, donde estaban como en un horno para fundir hierro. Yo les dije: Obedézcanme y hagan lo que les ordeno; y ustedes serán mi pueblo y yo seré su Dios.

5. Así cumpliré la promesa que hice a sus antepasados de darles una tierra que rebosa de leche y miel, la cual tienen ahora”». Yo respondí: «Así sea, SEÑOR».

6. Entonces el SEÑOR me dijo: «Anuncia este mensaje en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén: “Escuchen todo lo que dice este pacto y cúmplanlo.

7. Desde el día en que los saqué de Egipto hasta hoy, les he advertido insistentemente a sus antepasados que me obedezcan.

8. Pero ellos no me escucharon ni me prestaron atención, sino que se mantuvieron en la terquedad de su corazón perverso. Les ordené que cumplieran ese pacto, pero ellos no quisieron, por eso yo les envié todos los castigos que se mencionan en el pacto”».

9. Luego, el SEÑOR me dijo: «Se ha descubierto una conspiración entre los hombres de Judá y los habitantes de Jerusalén.

10. Ellos están repitiendo los pecados que cometieron sus antepasados. Ellos fueron los primeros en negarse a escuchar mis palabras. Siguieron a otros dioses y los adoraron. El pueblo de Israel y el pueblo de Judá rompieron el pacto que yo hice con sus antepasados».

11. Por eso, esto dice el SEÑOR: «Voy a traerles un castigo del que no podrán escapar. Pedirán mi ayuda, pero no los escucharé.

12. Entonces la gente de las ciudades de Judá y los habitantes de Jerusalén irán y pedirán ayuda a los dioses a los que les ofrecieron incienso, pero ellos no podrán rescatarlos cuando les llegue la hora del castigo.

13. Judá, tú tienes tantos dioses como ciudades; y los habitantes de Jerusalén han puesto tantos altares como calles para quemar incienso a lo vergonzoso, a Baal.

14. »Pero tú no ruegues por este pueblo, ni eleves súplicas ni oración por ellos, porque no escucharé cuando me pidan ayuda en medio de su sufrimiento.

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