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Génesis 38:10-24 La Biblia: La Palabra de Dios para Todos (PDT)

10. Eso que él hizo no le agradó al SEÑOR, y por esa razón también hizo que se muriera.

11. Entonces Judá le dijo a su nuera Tamar: —Vuelve a la casa de tu papá y no te cases hasta que crezca mi hijo Selá. Judá temía que Selá también muriera como sus hermanos. Tamar se fue a vivir a la casa del papá de ella.

12. Después de un largo tiempo, la esposa de Judá, la hija de Súa, murió. Después de que Judá terminó el luto, él y su amigo Hirá el adulamita fueron a Timnat donde vivían los hombres que trasquilaban a sus ovejas.

13. Alguien le dijo a Tamar: «Mira, tu suegro va a ir a Timnat a trasquilar a sus ovejas».

14. Entonces ella se quitó sus vestidos de viuda, se cubrió con un velo y se sentó en la entrada de Enayin, que quedaba en el camino a Timnat. Tamar sabía que Selá ya había crecido y que a ella aún no le habían permitido casarse con él.

15. Cuando Judá la vio, pensó que era una prostituta porque tenía la cara cubierta.

16. Judá se le acercó al lado del camino y, sin saber que ella era su nuera, le pidió que tuvieran relaciones sexuales. Entonces ella le preguntó: —¿Qué me vas a dar por tener relaciones sexuales contigo?

17. Judá le respondió: —Voy a mandarte un cabrito de mi rebaño. Y ella dijo: —Acepto sólo si me das algo en garantía mientras me mandas el cabrito.

18. Él le preguntó: —¿Qué quieres que te dé en garantía? Ella respondió: —Dame tu sello con el cordón y el bastón que tienes en la mano. Entonces él le dio esas cosas, tuvo relaciones sexuales con ella y ella quedó embarazada.

19. Después ella se levantó, se fue para su casa, se quitó el velo, y se puso la ropa de viuda.

20. Después Judá mandó el cabrito con su amigo Hirá el adulamita para recuperar de la mujer su sello, su cordón y su bastón, pero él no pudo encontrarla.

21. Hirá le preguntó a la gente de ese lugar: —¿Dónde puedo encontrar a la prostituta consagrada que estaba en Enayin sentada al lado del camino? Pero ellos respondieron: —Aquí nunca ha habido una prostituta consagrada.

22. Entonces él regresó a donde estaba Judá y le dijo: —No la pude encontrar. La gente de ese lugar me dijo: “Aquí nunca ha estado una prostituta consagrada”.

23. Después Judá dijo: —Dejemos que se quede con mis cosas, no quiero que la gente se burle de mí. Tratamos de llevarle su cabrito pero tú no la encontraste.

24. A los tres meses, alguien le contó a Judá: —Tu nuera Tamar ha actuado como una prostituta, y como resultado de eso, quedó embarazada. Entonces Judá dijo: —Tráiganla y quémenla.

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