20. Jacob engañó a Labán el arameo al no decirle que se iba,
21. y huyó rápido con todo lo que tenía. Cruzaron el río Éufrates y viajaron hacia la región montañosa de Galaad.
22. Al tercer día le contaron a Labán que Jacob se había escapado.
23. Entonces Labán reunió a sus hombres y salió a perseguir a Jacob. Después de siete días, Labán alcanzó a Jacob en la región montañosa de Galaad.
24. Esa noche Dios se le apareció en un sueño a Labán el arameo y le dijo: «¡Cuidado! No le digas nada a Jacob, ni bueno ni malo».
25. A la mañana siguiente Labán alcanzó a Jacob, quien había montado su campamento en la montaña y Labán montó también allí el suyo en el monte de Galaad.
26. Labán le dijo a Jacob: —¿Por qué huiste y me engañaste? Te llevaste a mis hijas como si fueran mujeres capturadas en una guerra.
27. ¿Por qué huiste en secreto? Si me lo hubieras dicho te habría despedido con alegría y con música de tambores y arpas.
28. No dejaste que les diera un beso de despedida a mis nietos y nietas. ¡Fuiste tonto al hacer esto!
29. Yo soy capaz de hacerte daño, pero anoche se me apareció el Dios de tu papá en un sueño y me dijo: “¡Cuidado! No le digas nada a Jacob, ni bueno ni malo”.
30. Yo sé que te fuiste porque quieres regresar a la casa de tu papá. Pero, ¿por qué te robaste los dioses de mi familia?
31. Jacob le respondió: —Me fui sin decirte nada porque estaba asustado, pensé que me ibas a quitar a tus hijas.
32. Si encuentras a alguien que tenga tus dioses, esa persona morirá. Aquí, en presencia de nuestros parientes, muéstrame si hay algo que te pertenezca y puedes llevártelo. Jacob no sabía que Raquel se había robado los dioses de Labán.