28. Desolaré y destruiré la tierra. Se acabará su maravillosa fuerza y nadie pasará por las montañas.
29. Entonces, cuando convierta la tierra en un desierto desolado y destruido por sus acciones horribles, ¡aprenderán que yo soy el SEÑOR!”
30. »Así que en cuanto a ti, hijo de hombre, tu mismo pueblo está hablando sobre ti cerca de los muros y en todas las entradas. Se dicen unos a otros: “¡Vamos, escuchemos el siguiente mensaje del SEÑOR!”
31. Mi pueblo acude a ti cuando es la hora de reunión, se sienta ante ti y escucha tus palabras, pero no ponen en práctica lo que dices porque hacen comentarios eróticos y buscan lo que es de provecho propio.