42. Podía escucharse el ruido de una multitud. Eran los sabeos, que venían del desierto y venían a la fiesta de gente de muchas naciones. Se les vistió con ropa de fiesta, brazaletes y preciosas coronas.
43. Luego le pregunté a la mujer desgastada por sus adulterios: ¿Seguirán tú y ellos con los adulterios?
44. Y se acostaron con ellas como quien se acuesta con una prostituta. Así fue como se acostaron con esas mujeres promiscuas llamadas Aholá y Aholibá.