11. ¡Y qué caras! Tanto las caras como las alas se desplegaban hacia arriba.
12. Los seres iban a donde fuera el espíritu, sin tener que dar vuelta, yendo en sentido de cualquier cara.
13. Parecían carbones encendidos, como antorchas moviéndose entre ellos. El fuego resplandecía y despedía relámpagos.
14. Con la rapidez de un rayo, los seres vivientes se desplazaban de un lado a otro.
15. Mientras veía a los seres vivientes, noté que una rueda tocaba el suelo junto a cada uno de ellos.
16. Las ruedas estaban colocadas de manera que parecía haber una rueda dentro de la otra. Eran luminosas como el topacio.