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Deuteronomio 32:24-40 La Biblia: La Palabra de Dios para Todos (PDT)

24. Ellos estarán débiles por el hambre y destruidos por una terrible enfermedad, una epidemia mortal. Enviaré animales salvajes en su contra, junto con serpientes venenosas.

25. Los soldados los matarán en las calles y el terror los matará en sus habitaciones. Los jóvenes y las muchachas morirán; niños y viejos morirán.

26. Yo dije: ‘Los destruiré; acabaré completamente con ellos’.

27. Pero me temía que su enemigo me hiciera enojar, que sus enemigos tergiversaran lo que pasó, que ellos dijeran: ‘Ganamos por nuestro propio poder y el SEÑOR no hizo nada de esto’”.

28. »Porque ellos son una nación sin sentido y no tienen entendimiento.

29. Si fueran inteligentes, ellos entenderían esto. Ellos reflexionarían sobre lo que les pasó.

30. ¿Cómo es posible que un hombre persiga a mil hombres y cómo es posible que dos hombres persigan a diez mil, a no ser que su Dios los haya vendido, a no ser que el SEÑOR los haya entregado?

31. Porque su roca no es como nuestra Roca, ni los guardianes de nuestros enemigos.

32. Su vino viene del vino de Sodoma y de los viñedos de Gomorra. Las uvas para ellos son venenosas y sus racimos amargos.

33. El vino es para ellos veneno de serpiente, veneno mortal de cobra.

34. »Dios dice: “He estado guardando este vino; está guardado en mi bodega.

35. Lo usaré para castigarlos y vengarme en el momento en que resbalarán sus pies. Porque está cerca el momento de su desastre, vendrá pronto su castigo”.

36. »El SEÑOR hará justicia por su pueblo y tendrá compasión de sus siervos, cuando vea que ya no tienen poder, ni gobernante que los ayude a salvarse.

37. Luego dirá: “¿Dónde están sus dioses, la roca en que confiaban para que los protegiera,

38. los dioses que comían lo mejor de sus sacrificios y tomaban el vino de sus ofrendas líquidas? ¡Que se levanten ellos y los ayuden! ¡Que ellos los protejan!

39. Vean ahora que yo soy Dios, y no hay otro dios aparte de mí. Yo causo la muerte y mantengo la vida. Yo soy el que hiere y soy el que sana y nadie puede escapar de mi poder.

40. Aun así, levanto mi mano al cielo y digo: Así como es seguro que vivo por siempre,

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