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Deuteronomio 2:1-14 La Biblia: La Palabra de Dios para Todos (PDT)

1. »Luego nos dirigimos de vuelta hacia el desierto por el camino al Mar Rojo así como el SEÑOR me había mandado y vagamos alrededor de la región montañosa de Seír por mucho tiempo.

2. Luego el SEÑOR me dijo:

3. “Ustedes han estado caminando por esta región montañosa lo suficiente, vayan ahora al norte.

4. Luego dale estas órdenes al pueblo: Ustedes están pasando por el territorio de sus hermanos, los descendientes de Esaú, que están viviendo en Seír. Ellos están temerosos de ustedes.

5. No los provoquen porque yo no les daré ni un palmo de tierra de ellos, porque yo le di a Esaú la región montañosa de Seír como su propiedad.

6. Para alimentarse ustedes, cómprenles trigo, e incluso páguenles el agua que ustedes consuman.

7. Recuerden que nunca les ha faltado nada porque el SEÑOR su Dios los ha bendecido a ustedes en todo lo que han hecho. Dios los cuidó mientras recorrían este gran desierto, y durante los últimos cuarenta años el SEÑOR ha estado con ustedes”.

8. »Entonces nos alejamos de la tierra de nuestros parientes, los descendientes de Esaú, que vivían en Seír, del camino de Arabá, de Elat y de Ezión Guéber, y tomamos entonces el camino hacia el desierto de Moab.

9. »El SEÑOR me dijo: “No provoquen a Moab y no entren en batalla con ellos porque yo no les daré a ustedes nada de la tierra de Moab. A los descendientes de Lot les he dado de herencia la región de Ar.

10. (Los emitas vivían antes en Ar. Ellos eran gente fuerte y numerosa como los anaquitas.

11. Se creía que ellos también eran refaítas como los anaquitas, pero los moabitas los llamaban emitas.

12. También los horeos habían vivido anteriormente en Seír, pero los descendientes de Esaú los expulsaron y vivieron ahí en su lugar, así como lo hizo Israel en la tierra que el SEÑOR les había dado.)

13. »Ahora, pónganse en marcha y crucen sobre el valle Zéred”. Entonces lo hicimos.

14. Nos tomó treinta y ocho años viajar desde Cades Barnea al valle Zéred. En aquel tiempo, toda la generación de guerreros que no había confiado en Dios en Cades Barnea había muerto, tal como el SEÑOR lo había prometido.

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